Cuando una charla no va ningún lado – no avanza – suelo decir cosas carentes de sentido, generalmente me hago el "tonto" o como decimos los argentinos "el pelotudo". Y es porque me divierte, me entretienen, las charlas sin sentido. Son las mejores.

Pueden durar horas, porque el elemento principal es infinito: la imaginación. Para mi es más interesante ser impredecible que evidente. Lastima que es díficil encontrar alguien pueda seguirte.-