Creía que verte me iba a ayudar, pero me dejas solo cada vez que me descuido. Cada vez que miró para otro lado, ya no estas. A veces, solo te quedas mirando tu celular mientras intento contarte algo.

Entonces pierdo el interés en intentar. Solo me quedo en silencio, esperando que digas algo. Pero pocas veces decís algo que valga la pena conversar.

La última vez te llamé, me dijiste que no sabías, que me ibas a avisar. Siempre decís para juntarnos con alguien más, pero a mi no me interesa ver a nadie más.

¿Me tenes miedo? ¿O tenes miedo de lo que sentís cuando estamos solos?

Ya pasó una semana desde la última vez que hablamos, pero no la última vez que te pensé. Te pienso todos los días.

La otra vez me hablaron de vos, esa gente que sabe que tu nombre me revuelve los sentimientos. Me replicaron con un “Sin vos dice que no puede vivir” y sin embargo lo haces.

Y aquí estoy soy yo, quemando todo con fernet y alcohol que alimentan el fuego. El fuego del olvido.

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Creo que me voy para

a

ba

jo

Me caigo. Junto fuerzas y subo de nuevo. Mi reloj es para saber cuánto falta. Pero la verdad no sé cuánto falta para que llegue el momento en el que todo va a estar bien.

Miro hacia afuera, por la ventana, intentando huir. Debería dejar de pensar en estas cosas, pero mientras el fernet hace efecto, al final del día, lo que más intento olvidar es lo que más recuerdo.