El peligro inminente de la destrucción se olía en el aire, no había lugar a dónde escapar… solo nos quedaba la puerta. Empezó allí, yendo a lo desconocido, nadie sabía lo que nos esperaba tras ella.

La oscuridad del lugar nos trajo un ambiente conocido, el aire era poco y lo estábamos desperdiciando. El Coronel estaba mal herido, me asignó al mando de la tripulación. Me sentí alagado pero, a la vez, muy perturbado de tener que tomar el control en esa situación.

Los filtros de oxígeno no funcionaban, el científico de la nave necesitó simplemente sal para lograr que vuelvan a funcionar. La tecnología parecía ser antigua y no teníamos control sobre la dirección que estaba tomando. Al parecer, la nave estaba programada para seguir un curso determinado.

La puerta nos proporcionaría acceso a diferentes planetas donde poder abastecernos, lo malo es que la puerta no tenía la suficiente energía para marcar a la Tierra. Ya no sabíamos si volveríamos. Lo único seguro era que teníamos que sobrevivir.

Nadie sabe lo que nos espera en esos planetas, nadie sabe si seremos los únicos en esta galaxia. Pero estamos muy lejos de casa y solo nos queda la esperanza.

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