Ella estaba recostada en el pupitre mirándolo. Él giro hacía ella y también se quedó mirándola. Él vio como sus ojos brillaban más de lo normal, no necesitó escuchar nada para que supiera que ella tenía un problema del cual no encontraba una solución. Él se acercó a ella:

– No puedo salvar tu vida, ni repararla, pero puedo intentarlo – le dijo

Ella no contesto, en su lugar lo abrazó y lloró en sus brazos. Ese fue su “si”.

– Sé que no puedes arreglar algo que ni tu tienes reparado, pero podemos acompañarnos en esa labor – dijo ella sollozando, luego de unos minutos

Él tampoco dijo nada al respecto, solo la abrazo y eso significo darle la razón. Juntos se puede más, pues juntos se esta mejor.