No es ningún misterio que vivo viajando. Me paso más tiempo en micros que en los lugares que suelo ir a visitar, pero el simple hecho de viajar me encanta y espero poder seguir haciéndolo.
Me fui, vine, fui y me quedé unos meses. Conocí gente maravillosa que quedaron marcadas en algún lugar de mi frío corazón, amistades que posiblemente nunca vuelva a ver pero que sé que estarán ahí si algún día me cruzase en su camino. Así como yo también estaré para ellas, si llegase el caso.
Me vuelvo a ir, esta vez me voy más al norte y esta vez se siente como la primera vez que me fui de mi casa. Y siempre se me viene a la mente ese día…
La vida no es más que un viaje de ida y siempre hay nuevos caminos para recorrer. Y no me quiero quedar sentado, esperando a que el tren vaya solo, yo quiero guiarlo.

“Prométeme que nunca nos vamos a decir adiós”
Y no, no lo haremos. Puedo ver el miedo en sus ojos y solo se me hace más duro el dejarlos… intenté estar en “sentimientos off” pero con ellos es imposible. Ya los estoy extrañando y ni siquiera me he ido.

No estaré solo, están ustedes, están ellos, está él desde aquélla nube velando por mí y todo el mundo podrá verlo. He aquí, un nuevo camino.