En mi larga vida me han llamado de muchas formas: un vidente, un héroe, un guardián, un castigador… He vivido lo suficiente para ver el nacimiento de muchas naciones, las he visto llorar, rezar y pelear numerosas guerras sangrientas. También las he visto desaparecer y destruirse las unas a las otras.
Soy esa sombra que ves de reojo y con miedo, los susurros que te atemorizan en la oscuridad, la presencia a la vuelta de la esquina, un trol debajo del puente, un fantasma en el ático, el monstruo que vive debajo de tu cama.
En vida, he cometido innumerables pecados. Ahora he sido llamado a redimirme, para pelear contra las fuerzas del mal en todas sus formas, cazarlas y destruirlas.
La culpa puede ser una poderosa motivación pero la redención mucho mejor.

No necesitas temerme, salvo que tengas un oscuro corazón, un vil que se aprovecha de los inocentes, entonces escucha mi advertencia y escúchame muy bien, yo te encontrare y te lo prometo, serás cazado como el animal que eres y, placientemente, te hare gritar y te enterrare en lo más profundo del infierno.
Algunos pueden llamarlo una maldición, una vida como la mía, pero otros una bendición. Es ciertamente una vida solitaria, pero una que te llena de satisfacción por el deber cumplido. Es mi cruz para soportar y la llevo orgullosamente.
Alguien tiene que hacerle frente a la maldad, ¿por qué no tendría que ser yo?
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