
Tu destino
No sé cómo sentirme, cómo actuar, qué hacer o qué decir para tenerte en mis manos. Te conozco, sé lo que querés y sé que no soy yo. Pero entonces ¿por qué soy el error que amas cometer?
Conozco las reglas del juego, he estado en él miles de veces y, la mayoría de las veces, salgo ganando. No sé si me lo dice mi corazón o me lo dice mi mente, no soy ningún santo, pero no sé qué me hace tratarte así. Ignorarte no puedo, tenerte tampoco.
La decisión pesa en mi mente o en mi corazón, es mejor tenerte llorando que no tenerte para nada. No sé qué hacer, he intentado duramente no perder, al final sé que caeré. ¿Por qué no me dejas de una vez antes que yo te saque de mi vida para siempre? Si piensas que soy difícil de manejar, te estás rindiendo muy fácil porque ya te he dado muy buenos ejemplos de lo que solía ser.
Creo que nunca vas a entender el poder de tus palabras sobre mí, la manera en que me hipnotiza tu mirada, oh cuánto desearía que te dieras cuenta y que sientas lo mismo. Al final, sé que te darás cuenta, somos más parecidos de lo que imaginas.
Ya no puedo escapar de la forma retorcida que piensas de mí, que nada tiene que ver con la realidad. Puedo sentirte en mis sueños y ni siquiera estoy durmiendo. Te quedas ahí parado mientras me ves sangrando y el tormento sigue aumentando. Ya no puedo salvar tu vida, porque ahora es mía. Estoy perdiendo mi mente porque todo lo que hay en ella eres tú.
Lo vuelvo a decir, es mejor tenerte en cadenas que no tener para nada. Perdóname, pero es tu destino sacar al demonio de mi interior.
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