Vivo en una casa de prestado, sintiendo que la vida es prestada, que todo en la vida es prestado. Nada es nuestro. Pero adentro mío engendraron la culpa del que tiene que pedir permiso para todo. Permiso, necesito vivir.
Ando de acá para allá, creyendo que pertenezco a todos los lugares, pero con la sensación vacía de que al mismo tiempo, no pertenezco a ningún lado, pertenezco a tantas personas, pero nadie me pertenece.

Publicado desde WordPress para Android.