Vos no salis de mi mente, ella no pasa de mi piel

Otro día despertándome a las apuradas, no desayuno, me ducho, me visto, salgo corriendo. El mismo bus, la misma gente… Escuchando música mientras camino, intentando que nadie me moleste en el vacío que formo al viajar hacía el trabajo. La noche, de invierno inminente, intentó acobardarme. Las últimas noches, te escurriste en mis sueños como lluvia de verano en las plantas sedientas.

Llego al trabajo. Las mismas miradas de siempre, pero ahora me falta la tuya. Ya no está y no volverá, al menos no como antes. Y no verte, me hace bien. No me duele mientras no te vea. Pero siempre hay alguien acordándose de que fuimos algo y que todavía me dueles. Nunca faltan esos que quieren hacerme daño y te me recuerdan en cada oportunidad que tengan.

Doce horas, en las cuales las personas pasan, al igual que los autos, micros, colectivos, motos, bajo la sombra de mis pensamientos y no hay más que yo.

Fin del turno. Salgo, por una extraña razón me pongo a leer tus viejos mensajes y se me entumecen más los huesos. Mi mente es un misterio indescifrable pero me es inevitable como no viajar leyendo lo que alguna vez escribiste. Mientras leo, trato de entender qué carajo es lo que tanto añoro de vos, si nunca tuvimos realmente nada. Pero tu sonrisa no la olvido y menos tus ansias de obtener algo de mí. Si me veo, me hace extrañar esas épocas, tener menos ojeras y más mis ganas de vivir.

Estas echa una mujer, mucho más fuerte y tan estúpidamente te extraño. Con el tiempo supongo que no, pero aprovecho en el mientras tanto.

Llegar a casa y ver que hay otra esperándome, para no olvidarme de estas noches nostálgicas. Tirarme en la cama e intento no morir mientras ella intenta lamer mis heridas. Le digo que es hermosa y que estoy bien, que lamento ser tan arrogante, de empecinarme en escribir tanto y no cambiar mi forma de ser.

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Cuando siento las ganas fatales de dormir, me doy vuelta y me pierdo en mí. Me abraza locamente y sé que llora por dentro porque me largo con el amanecer, seguro extrañaré ese calor más tarde.

Pero de todas formas vos no salís de mi cabeza, y lamentablemente ella no pasas más que de mi piel.